domingo, 31 de marzo de 2013

El último día

Se cierra una puerta y se abre una ventana.

La  ventana de un piso muy, muy alto. Del otro lado el cielo es azul, brilla el sol, y sopla un fuerte viento que al principio asusta, pero que huele a libertad. La altura impresiona, pero el vértigo es enemigo de la oportunidad. Miedo, el justo y necesario. Esa dosis mínima que nos recuerda que somos mortales y que nos ayuda a encontrar el equilibrio justo entre "con los pies en el suelo" y "con la cabeza en las nubes".

Arriesgarse, aventurarse. Saber que merecemos algo más y estar dispuesto a luchar por ello.

El último día es también el primero.

Let's start anew...

lunes, 18 de marzo de 2013

Changes

Los cambios no son intrínsecamente buenos. Decir que "los cambios son buenos" es, además de un cliché (no un chicle), una sandez grande cual montaña grande. Se puede cambiar a peor. Ocurre. Es harto sabido (lo que significa que estamos hartos de saberlo). No hay más que leer un periódico de prensa europea en general y española en particular para ver que los cambios a peor no sólo existen, sino que ocurren muy frecuentemente.

Sin embargamente, cuando uno toma la decisión de cambiar algo importante en su vida, se supone que lo hace creyendo en que el cambio será a mejor. Confiamos en que dejamos atrás algo que no nos convence al 100%, que no nos hace feliz o que sencillamente odiamos a muerte. Tenemos fe en que nos espera algo potencialmente (pero no necesariamente) mucho mejor.

Eso sí, en cada cambio algo se pierde. ¿O no? Algo se gana, algo se pierde. Algo cambia. O todo cambia. Cambiamos nosotros, también, porque hace falta adaptarse.

Evolucionamos.